Subasta del bonito al finalizar la procesión 2008
FOTO IGNACIO PULIDO (LA NUEVA ESPAÑA)
Crónica de Ignacio Pulido para La Nueva España
29 de septiembre de 2008
Las calles de San Juan de La Arena acogieron ayer una multitudinaria procesión en honor a San Telmo, patrón de los marineros. Centenares de personas se dieron cita en los actos religiosos que se prolongaron durante gran parte de la tarde. Durante la celebración festiva se extendió una red de setenta metros y el santo fue embarcado para surcar las aguas de la ría. La nota emotiva llegó con el homenaje a los marineros fallecidos en la mar. La agrupación procesional San Juan y San Telmo y la nueva comisión de festejos disfrutaron de un baño de masas.
Alrededor de las cuatro y media de la tarde, pescadores y pescadoras, custodiados por marineros, salieron de la rula portando un bonito para ser ofrendado en la iglesia parroquial. Éste es el primer año que se realiza este voto y la agrupación procesional pretende convertirlo en toda una tradición. Acto seguido dio comienzo la misa solemne que fue presidida por el párroco local Faustino Martínez Álvarez. La procesión se inició al concluir la liturgia.
Precedida por la Banda de Gaitas de Avilés, la comitiva fue saliendo poco a poco del templo para desplegar una inmensa red de setenta metros de longitud que fue donada por José Ramón Regueiro -presidente del Arenesco- y que simboliza la unión de todos los vecinos del pueblo. Decenas de mujeres y niños la portaron hasta las inmediaciones del puerto donde fue elevada. El sonido sobrecogedor de la sirena de la rula acompañó el paso de los feligreses y a la imagen de San Telmo, que viajó a hombros de varios jóvenes de La Arena. Por momentos se hizo el silencio y se entonó la canción marinera «Estrella de los mares».
Una vez concluidos estos sones del mar, la procesión se fue haciendo paso entre la multitud para llegar a la rambla. Los mayores del pueblo comentaban que no recordaban una fiesta de San Telmo tan multitudinaria. El paseo, las aceras y las calles estaban tomadas por propios y ajenos. La imagen fue embarcada en el «Natividad Sanz», iniciando así una travesía hasta la bocana de la ría del Nalón. Poco a poco, veleros, lanchas, barcos y motoras se hicieron a las aguas con sus cubiertas repletas de asistentes.
Ya en tierra de nuevo, frente a la iglesia, se procedió a la subasta del bonito. La puja, que fue al alza, se disparó y varios asistentes se lanzaron en una carrera por determinar al mejor postor. Ciento sesenta euros, ése fue el precio que pagó Pedro Mariño, primer teniente alcalde del Consistorio sotobarquense, por la pieza. Hoy los festejos tocarán a su fin con el día del jubilado, concluyendo así la última celebración marinera del año.
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